Con los pies en el campo: así es el nuevo presidente de Bayer
Acerca de la noticia
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Fecha
03 de May de 2019
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Antes que preferir la oficina, el nuevo presidente de Bayer para los países andinos, es un agrónomo y científico apasionado por viajar para estar en medio de los cultivos.
El titán alemán Bayer, con sus unidades de negocio –farmacéutica, agrícola y de consumo masivo– es mucho más grande que siempre, luego de la histórica adquisición por US$63.000 millones de la estadounidense Monsanto el año pasado.
Por eso su división Crop Science, a la que se está integrando toda la operación Monsanto, es la que más ha requerido atención en los últimos meses.
Quizás es por eso que acaban de mover con sagacidad en Bogotá a una de las fichas claves de esa área, Mathias Kremer –quien ocupaba la gerencia global de estrategia y portafolio–, como nuevo presidente de Bayer para los países andinos.
Como agrónomo y científico, este doctor en fitopatología mantiene viva su pasión por el campo, al tiempo que funge como gerente de la división agrícola de Bayer para la región ‘Paca‘ (compuesta por Centroamérica, el Caribe, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela).
Bayer, que facturó $1,13 billones en 2018 en Colombia, ve en el país terreno para ampliar más su participación en farmacéuticos, pero también para traer soluciones como las de la agricultura digital. Aunque de acuerdo con Kremer, les sigue preocupando el tema de regulación de precios, sobre el cual, dice, siempre están dialogando.
“Hay un potencial en el campo con insumos modernos y sostenibles, básicamente producir más con menos, por ejemplo con agricultura digital, que ya juega un papel importante”, resalta.
En el área de salud están trabajando en traer nuevas moléculas para atender enfermedades cardiovasculares y el cáncer, entre otros asuntos, así como en anticonceptivos.
“Aunque cada producto tiene su costo, básicamente queremos bajar el valor en el sistema, con el poder de reducir las hospitalizaciones y las enfermedades crónicas. Es pasar del sistema del precio al del valor, de eso se trata la innovación”, agrega.
Uno de los grandes proyectos por venir es que una planta de agroquímicos que tienen en Soledad (Atlántico), ampliará su producción casi hasta duplicarla. Allí fabricará incluso productos heredados de Monsanto, con miras a exportación.
De todo el ruido con el glifosato, aclara que el que hacen en Monsanto (ahora Bayer), no es el que se usa para aspersión en cultivos ilícitos y que, aunque ellos lo crearon, tienen 40% del mercado mundial, que comparten con el 60% compuesto por otros fabricantes.
Señala que, aunque en todo el mundo se habla de los litigios que están enfrentando en Estados Unidos –donde la justicia les ordenó a pagar una multa de US$2.000 millones hace poco–, “poco se discute” sobre la importancia del producto para la agricultura.
“Si quitáramos el producto del mercado global, la cosecha se podría reducir hasta 30%. Es un herbicida indispensable para la agricultura sin arar, que ayuda a tener una tierra fértil y está reduciendo las emisiones de CO2. Tiene 40 años de uso con más de 800 estudios que demuestran que es seguro, no causa cáncer ni otras enfermedades”, asegura con contundencia.
Desde la visión de Kremer los litigios de Estados Unidos están atados a un sistema judicial donde hay abogados buscando clientes para participar. Esa, considera, es la razón que ha motivado los más de 3.500 casos que tienen en disputa. “Los último que perdimos no es una condena definitiva, es la primera instancia, que vamos a apelar”, cuenta.
Entre tanto, Kremer, que vive con su esposa y su perro, tras dejar en Europa tres hijos mayores, acota que, aunque en su cabeza está operando un modelo regional, de Colombia le ha gustado la riqueza natural y la gente. Vive en aviones y se describe con un estilo participativo basado en la confianza. Se toma tiempo para elegir su equipo y, según indica, les da confianza. Su filosofía es, con transparencia, hablar abiertamente de todo lo que pasa en la organización.